Estamos viviendo en México, y el mundo en general, un momento doloroso, un parto colectivo. Hay espasmos, jadeos, incertidumbre, gritos, sangre, desesperación. Es lo natural, se nace de adentro hacia afuera, por eso duele tanto. Lo que está naciendo es una nueva visión. Cuando cambias la forma de ver las cosas, las cosas cambian de forma. Es el cambio de paradigma. Y se nace de las cenizas de lo que muere. Es por ello que hay tanta confusión y nerviosismo, están sucediendo las dos cosas al mismo tiempo. No es una guerra mundial como tal, aunque todo el planeta está en llamas. El mundo de afuera, el de las apariencias, se está derrumbando frente a nuestras propias narices. Y ninguna institución se salva de la caída. Y en México está el epicentro de lo que nace: la nueva mirada. El gran don de los mexicanos, que por muchos siglos fue señalado por la razón oficial como una maldición, es precisamente el poder de darle vuelta a la tortilla, de manera instintiva y rápid...